Resulta extraño hablarle al retrato sobre mi escritorio, y no escuchar respuesta.
Resulta extraño mirar los ojos de la persona a la que hoy sólo puedo observar a través de fotografías, o mediante la imagen que mi frágil memoria conserva.
Y es aún más descolocante, el tener que aceptar que los 12 de marzo nunca volverán a ser felices ... que desde hace tres años o más, sólo saben a despedidas, a recuerdos, a la infatigable angustia que viene como agregado a tu ausencia.
Y que hoy, como hace tres años, no haya corrido a abrazarte, como solía hacerlo cuando llegabas a casa después de trabajar ... o que no nos hayamos levantado a escondidas, a prepararte un desayuno sorpresa ... o que no nos hayamos quedado hasta tarde celebrando esta ocasión que siempre para nosotros fue importante ...
Y que esta espera no tenga final.
Feliz cumpleaños, de todas formas ... porque todos los 12 de marzo despertaré pensando que podré verte, saludarte y celebrar que sigues vivo, a pesar de todo.
