domingo, 20 de mayo de 2012

Esa delgada línea entre lo que te volvía loco de ella y lo que te hace enloquecer (pero en un mal sentido de la frase).
Lo que encontrabas maravilloso hoy te es molesto, las demostraciones infinitas hoy te parecen insuficientes, y lo que solía ser perfecto actualmente es un recordatorio de lo fastidiosa que ella puede llegar a ser. Antes la amabas, hoy por ella no sientes nada. Antes era tu todo. Era tu vida. Y, de repente, constituye un elemento más del universo, uno que no quieres observar con detenimiento, un punto del espacio que fácilmente podría ausentarse sin que su inexistencia perjudique el desempeño de la obra. De repente, ya no sientes eso que la hacía ser "especial".
¿Por qué?
Por qué, si un día prometiste amarla por siempre. Por qué, si dijiste mil y una veces que ella era lo que siempre estuviste buscando. Fueron vocablos dichos al viento, cuando creías estar enamorado, o realmente lo sentiste y lo sigues sintiendo, pero las circunstancias te han obligado a renegar de ello.
Entiendo los cambios de opinión, la mente no está sujeta a un paradigma y el retractarse es un derecho inalienable a nuestra condición humana. Pero si desde el principio fuimos tan disimiles, y aceptaste tomar de mi mano a pesar de ello, ¿por qué, a mitad de camino, decidiste que yo no era suficiente, y te fuiste? ¿por qué, cuando llevábamos tanto tiempo forjando un mismo futuro, imaginando las mismas cosas? ¿en qué momento, te diste cuenta que no estabas enamorado de mí? O si me dejaste por lo incompatibles que nos habíamos vuelto, ¿En qué momento decidiste olvidarte de lo que sentíamos? Me gustaría preguntarte todas esas cosas pero no estoy segura de desear con ahínco conocer las respuestas. Tampoco creo que me las des. Cuando cuestiono algo así, te quedas callado; entiendo que no desees dañarme, pero lastima más la incertidumbre. Y me duele más tu indiferencia. Me pregunto si algún día volveremos a ser, al menos, la mitad de lo que fuimos. Pero no veo voluntad de acción.
Como otro fin de semana, te extrañé. Y estoy segura de que tú no a mí.
Y me pregunto de nuevo, ¿por qué? Si lo único que he hecho durante estos 4 años (y más) ha sido quererte.
No basta, al parecer.

No hay comentarios: