sábado, 2 de agosto de 2008

2004






Es sólo que te extraño. Es sólo que el día a día se hace más pesado. Es sólo la curiosidad de intentar saber cómo despertaría si regresaras. Es sólo que aún necesito fuerzas. Es sólo que vivo alimentándome de recuerdos, que ingiero susceptibilidades, que me ahogo en momentos, que lloro tristeza y plasmo su color en cientos de fragmentos, que tanto papel no basta para bosquejar alguna nueva idea que nos permita sonreir. Es sólo que hoy acudí a aquel mundo olvidado. Es sólo que encontré refugio en el instante que más perpleja me ha dejado. Es sólo que busco tu compañía por sobre el gesto de tu triste rostro. Es sólo que tengo ganas de hablar. Es quizás el tiempo, la época, la pared, lo que pende del universo, lo que encuentro en cada detalle que observo. Es sólo que hoy necesité tristemente correr a buscarte en el sol. Es sólo que hoy sentí necesidad de escuchar tu voz. Es sólo que mi evocación de tus palabras constituye meramente una triste muestra de tu ausencia. Es sólo que te has perdido de tanto. Cambiante, vertiginoso, el tiempo ha enterrado ya tantas figuras. Hoy sólo quedan sus sombras, sombras que se desvanecen al desaparecer el sol, al extinguirse la luz. Quizás hoy habría sido una buena oportunidad para que aparecieses, como antes. Es que, a veces, duele tanto recordarte, que preferiría, en otras tantas ocasiones, que te mantuvieses lejos para no sentir ansia alguna de retener tu adiós en mi memoria. Pero es imposible. Estás atado a mi corazón. Que el tiempo existe y muere en tu nombre, que no hallo sentido a tanta tristeza, de no estar tú para intentar comprenderla. Falta tu cuota de realidad, tu inefable manera de hacerme sentir que todo estaría bien. El mundo caía a pedazos, pero al menos estabas aquí, para intentar reconstruirlo al terminar la masacre. Y, ahora qué? Sin tu voz, sin tu sonrisa, sin tu vida, sin tus mentiras y promesas de permanencia, sin tu sincera preocupación, sin tu valor, sin esa precaución de hacernos saber que la vida existe más allá de la eternidad. Sin tu risa, sin tus enojos, sin tus vicios, sin tu mirada de asombro, sin tu infinita dedicación, sin tu magnífica manera de hacerme sentir como una niña, no importando cuántos inviernos he presenciado. Sin ti. qué podré hacer? Llevo dos años y medio preguntándomelo. Y así se pasa el tiempo. Y así busco de nuevo refugio en el recuerdo. Y así encuentro otra vez aquel mundo olvidado, aquel instante robado, aquella palabra callada, aquel sonido ausente. Y te veo, parado en la entrada de la habitación, preguntándote qué podría estar haciendo, a punto de hablarme, buscando las palabras precisas para recordarme que aún quedan muchos naufragios a los cuales sobrevivir.Y te has ido. Observaste como caía una lágrima en nombre de aquello que me gusta denominar "amor en ausencia". Preferiste partir antes de verme llorar. O, al menos, eso creo yo. Será que me estoy volviendo loca?Loca, no. Sólo realista. En concordancia con lo que siempre he creído: que sigues aquí. Sólo que no puedo escucharte, ni verte, pero puedo hablarte, cantarte, contarte cómo han sucedido las cosas desde el instante en que creí que te había perdido para siempre. De haber perdido la cordura, en este momento estaría abrazándote... hace ya bastante tiempo no me dedicaría cada tarde a idear palabras nuevas que quisieses comprender. Quiero escuchar tu voz. Hace tanto tiempo que busco de manera desesperada encontrar en el viento algún sonido parecido a tu especial manera de hablar. Y es que había algo mágico en nuestra unión. Había felicidad. Y créeme que recién hoy comprendí que tan grande es el vacío que dejaste en nuestras vidas cuando te marchaste (aunque no haya sido por tu propia voluntad). Todo parece haber tenido más sentido hasta un mes antes de la fecha de la fotografía. Porque recuerdo bien cada relato, cada fragmento de esa historia que a nadie le he contado, que nadie conoce excepto nosotros, aquellos por los cuales continúas aquí.Y aunque pase más tiempo, y aunque nuevas personas lleguen a formar parte de nosotros, aunque logre alcanzar todos aquellos sueños que antes de dormir te cuento deseo cumplir, nunca seré (seremos) tan feliz (felices) como ese año. Fue el otoño más cálido, un invierno impregnado de primavera. Y aún siento tu tibia mano sobre esta carita, que disfrutaba apoyar su cráneo en tu pecho, sólo para sentirte cerca. Es la vida que quiero llevar, que quiero vivir, aunque sea sólo por las noches, cuando las estrellas me permiten recordar.Podría estar horas y horas escribiéndote. Pero llegué al punto (como siempre) en que ya no le hallo sentido, si nunca me dirás qué piensas de todas las cartas que te he escrito. Es sólo que te extraño. Es sólo que me gusta imaginar qué tan feliz serías al observar que tan prolifera fue la cosecha de bendiciones y alegrías que un día sembraste a orillas del camino, que forjaste antes de partir. Es sólo que ya no sé qué hacer. Es sólo que hoy recuerdo enero. Y que no estás para recordarme que debo mantenerme en pie.

No hay comentarios: