viernes, 22 de agosto de 2008

Incertidumbre


No sé por qué te espero. No sé por qué escribo. No sé por qué camino. No sé por qué miro el atardecer y le hallo más sentido a la fotografía que a lo que ahora observo en la pared. Es gracioso, el sol tiene la misma forma. Tengo un pedazo de cielo en mi propia habitación, sólo que de yeso y dejando entrever solamente el vacío del hueco que siento en mi propio interior.
Corazón de tiza.
No sé por qué continúo expresándome en palabras que no comprendes. No sé por qué continúo esperando respuestas. No sé por qué el tiempo es tan banal y tan efímero, tan ladrón, escurridizo, imperceptible y agobiante, carente de sentido pero transfigurador de lo real. El tiempo no es nada más que otra forma que encontramos para hacernos susceptibles a la creación del eufenismo del fin. Como el día, como la noche, creamos perspectivas de vida y de muerte inherentes al hombre pero quizás ausentes en todo aspecto de lo real... si en realidad no muriésemos, si en realidad no viviésemos, si en realidad no soñásemos, no estuviésemos aquí? Es demasiado perturbante creer que quizás ni siquiera existimos? Porque aunque respire, hable, camine, me alimente... me siento menos viva que nunca...
Respiro. Pausa. Es totalmente comprensible que la incomprensión se genere en esta cabeza propensa a tanto cuestionamiento inoportuno.
No dijo Segismundo que la vida es sueño? (no sé por qué lo cito a él, otro ser ficticio... vivimos de ilusión, si es que en realidad vivimos)... no dijo Segismundo que el hombre vive en constante ensoñación? En una ilusión inverosimil, en un vaivén de fantasía y realidad que acaba cuando despertamos, cuando dejamos de pensar... de crear e imaginar.
Escribo cosas sin sentido, es la hora, el sueño, el cansancio, la angustia.
Se está volviendo loca...

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